¡Qué bueno era el director de cine Alfred Hitchcock reflejando las
debilidades humanas en sus películas! Un buen ejemplo es la ventana indiscreta,
película en la que el protagonista postrado temporalmente en una silla de
ruedas por causa de un accidente, decide “matar el tiempo” observando a sus
vecinos de patio con un telescopio. No podemos negar que en mayor o menor
grado, nos pica la curiosidad por la vida ajena o coloquialmente llamado
“cotilleo”.
Hoy en día ha cambiado la manera de cotillear; existen los
programas y concursos televisivos en los que los invitados y concursantes sacan
sus “trapos sucios”. También, las nuevas tecnologías facilitan la labor por
medio de las redes sociales como facebook, tecleando el nombre de tu ex-novio o
vecino del 5º junto a facebook en google ... Los que saben mucho de estas
“peculiaridades humanas” son los publicistas, no olvidemos que en ciertos
canales los programas solo llegan a ser el envoltorio de una publicidad que
genera muchos beneficios económicos, y no podemos negar que la tele educa para
bien o para mal y el todo vale tiene unas consecuencias que parece que los
directivos de ciertas cadenas no quieren ver.
Hay varias razones:
- Según estudios realizados, el acto de cotillear en grupo hace
que bajen los niveles de estrés y ansiedad debido al aumento de dos hormonas:
una es la progesterona también relacionada con el vinculo social y la ayuda al
prójimo y otra es la endorfina también llamada hormona de la felicidad.
Además el “ver” los problemas ajenos, hace que de alguna manera
desconectes de los tuyos o no te parezcan tan graves, ¿Os suena la frase “los
ricos también lloran”?
- Otros estudios, de corte antropológico, dicen que el cotilleo
crítico fue y todavía es una herramienta importante a la hora de controlar el
comportamiento social y definir la pertenencia a un grupo determinado,
político, religioso...
- Por otro lado no olvidemos que los humanos somos curiosos por
naturaleza, y si no, que se lo pregunten a la cantidad de jubilados mirando las
obras que se realizan en la calle... y ¡qué sería de la humanidad sin
científicos curiosos!
Aprender de los errores ajenos, ¡muy importante! y de cómo otras
personas resuelven sus problemas, centrándonos más en el problema y menos en la
emoción que nos produce. Un buen ejemplo sería el caso de las mujeres
maltratadas que animan a denunciar a sus maltratadores y a salir adelante.
- Punto de Voyeur que tenemos en mayor o menor medida, hace que en
consecuencia programas como Gran Hermano tengan tantos adeptos.
En conclusión, no lo podemos negar...hay un pequeño cotilla en
nuestro interior y depende de ti cómo lo utilices: si para desconectar un rato
de la rutina, aprender de los errores y aciertos de los demás o para realizar
un cotilleo destructivo sacando lo peor de uno mismo, sin enriquecerse para
nada.
¿Dime de qué te gusta cotillear y te diré quién eres?
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